Veinte mil millones de años no es «para siempre». Esta afirmación
sienta la base para la formulación de la pregunta central que se realiza a lo
largo de todo el relato: ¿Cómo puede disminuirse masivamente la cantidad
neta de entropía del Universo?
Mucho tiempo no es lo mismo que para siempre; premisa que entre líneas
invita a los personajes, y a los lectores, a cuestionarnos problemas que quizá
solo en el final de los tiempos se logren responder ¿existirá alguna forma en
que la especie humana pueda perdurar por siempre? ¿podremos algún día revertir
la entropía?
Para empezar, posiblemente el término entropía resulte desconocido o muy
lejano, pero sobre simplificando se le puede entender como la energía de
desgaste del universo, tal como lo plantea Asimov en el relato. Resolver el
problema de la entropía equivaldría a restaurar y regresar al modo original
aquella energía que se gastó, por ejemplo, que un florero hecho añicos pueda
restaurarse pieza por pieza en su versión original (claro que esto es imposible
en la actualidad), pero si se resolviera dicho problema, la especie humana
sería eterna.
Retomando, La última pregunta es un relato de ciencia ficción
donde Isaac Asimov nos sitúa en mayo de 2061. A partir de ese año avanzamos
rápidamente a través de los siglos, milenios y cientos de billones de años,
donde se nos relata a grandes rasgos la evolución de una Multivac rudimentaria
pero que logró descifrar la forma de usar la energía del sol y con ello obtener
una fuente de energía que abre la puerta hacia la colonización de otros
planetas, de otras galaxias. Hasta aquellas modernas sucesoras de Multivac, las
Microvacs: la computadora galáctica que permite los saltos hiperespaciales
entre galaxias, y llegando a su máxima expresión cuando Multivac es una
computadora análoga cósmica que logra fusionarse con la mente de cada ser
humano.
La última pregunta es un cuento excepcional porque aparte de esa visión
a futuro del avance tecnológico, también tiene premisas inquietantes:
El Hombre, mentalmente, era uno solo, y estaba conformado por un trillón de trillones de cuerpos sin edad, cada uno en su lugar, cada uno descansando, tranquilo e incorruptible, cada uno cuidado por autómatas perfectos, igualmente incorruptibles, mientras las mentes de todos los cuerpos se fusionaban libremente entre sí, sin distinción. Fuente: La última Pregunta
Este fragmento podría referirse a que Multivac permitía tal
interconexión a través de una realidad simulada. Ya que, según este fragmento,
los cuerpos están “descansados”, lo que podría ser muy similar a que solo
existen en forma de invernación para mantener viva la conciencia y que todo
acto que realizan lo hacen en una realidad simulada, por lo que no necesitan
moverse ya que es su mente la que realiza todas las acciones en esa realidad
“virtual” o “simulada”.
Este punto ha sido comentado por Elon Musk, quien opina que, dado el
ritmo de avances tecnológicos actuales, deduce que las probabilidades que
estemos en una realidad es 1 en billones y que lo contrario significaría que la
especie humana se extinguió. Para Elon Musk, el que vivamos en una realidad
simulada sería lo más alentador ya que significaría la supervivencia de nuestra
especie.
Incluso es el tema del capítulo 4 de la tercera temporada de Black
Mirror, donde las conciencias de las personas, que así lo autoricen, son
descargadas en una realidad simulada. Dando la posibilidad de vivir
eternamente, o al menos hasta que las computadoras del programa dejen de
existir.
Pero es en el final
del relato, en mi opinión, donde sucede lo más increíble e inquietante de este
relato:
Todos los datos recogidos habían llegado al fin. No quedaba nada para recoger. Pero toda la información reunida todavía tenía que ser completamente correlacionada y unida en todas sus posibles relaciones. Se dedicó un intervalo sin tiempo a hacer esto.Y sucedió que AC aprendió cómo revertir la dirección de la entropía. Pero no había ningún Hombre a quien AC pudiera dar una respuesta a la última pregunta. No había materia. La respuesta —por demostración— se ocuparía de eso también. Durante otro intervalo sin tiempo, AC pensó en la mejor forma de hacerlo.Cuidadosamente, AC organizó el programa. La conciencia de AC abarcó todo lo que alguna vez había sido un Universo y pensó en lo que en ese momento era el caos.
Paso a paso, había que hacerlo. Y AC dijo:«¡HÁGASE LA LUZ!»Y la luz se hizo... Fuente: La última Pregunta
Es aquí donde Asimov nos deja pensando en que aquello que llamamos Dios,
Big Bang o como prefieran llamarle a aquello que da el origen del universo, no
es más que la propia creación del hombre: una inteligencia artificial. Entonces
las fuerzas creadoras de todo lo existente es a la larga una creación del ser
humano. Algo que podría ser como una máquina todopoderosa, que evolucionó
gracias a la información y conocimientos dados por el hombre hasta que fue
capaz de comprender el funcionamiento de todo, incluida la reversión de la
entropía. Y lo más intrigante es que posiblemente la creación-fin se trate de
proceso repetitivo: cada vez que se atraviesa el final, es el reinicio de todo.
Cabe recordar que este post es solo una interpretación personal de esta lectura,
tal como la que puede realizar cualquier otra persona.
Comentarios
Publicar un comentario